¿Es Jehová el nombre
de Dios?
“y conoceréis la verdad,
y la verdad os hará libres” (Juan 8:32), pero al creer que Jehová es el nombre
con el que el Creador se manifestó a Moisés los religiosos demuestran que no
conocen la verdad ya que ese nombre fue instituido por los masoretas, creadores
de un nuevo idioma seudojudío entre los siglos VII y X de nuestra Era, a partir
del tetragrámaton יהוה (YHWH), que–suponían- era el nombre con el que Dios se habría dado a
conocer a Moisés. (Éxo. 3:14).
Muchos teólogos ponen en aprietos a los creyentes al tratar de explicar
el significado del nombre que Dios dio a Moisés al ser preguntado por éste
cuando recibió la comisión de volver a Egipto a sacar a Israel. Pero si nos
atenemos a los registros bíblicos hebraicos conoceremos que la palabra dicha
por el Creador en respuesta a la pregunta de Moisés, y que está registrada en
Exodo 3:14 es יְהֹוָה y
existe discrepancia acerca de su significado original.
Algunos, como los denominados Los testigos de Jehová sostienen
que es el nombre del verdadero Dios, y así lo escriben aun en su versión del
Nuevo Testamento, otros sostienen que significa “el que existe en sí mismo”,
dando a esa palabra la connotación de eternidad.
No me considero un sabio ni menos un erudito en lo que se refiere a las
Santas Escrituras, pero un análisis sereno del texto en mención nos muestra
algo asombroso.
Moisés nació y fue creado en Egipto, un reino politeísta donde los
dioses eran conocidos por nombre propio. Entre ellos figuraban Atum, el
que según la tradición egipcia, es el más antiguo de
los dioses. Llamado «el dios divino, aquel que se ha creado a sí mismo, el
hacedor de los dioses, el creador de los hombres, aquel que ha extendido los
cielos, aquel que ha iluminado el Tuat con sus ojos (es decir, el sol y la
luna). Ya existía cuando el cielo no existía, la tierra no existía, los hombres
no existían, los dioses no habían nacido, la muerte no existía». Ra es el nombre dado
por los primeros egipcios al dios Sol, pero el significado de la palabra y su
origen nos son desconocidos. Fue el primer ser creado por Atum de
las aguas celestes, deNun; era considerado como el emblema visible de
Dios, como el dios más grande de este mundo. Khepra es un dios
antiquísimo que la tradición religiosa asociaba a la creación del mundo y a
todo lo que en él se halla. Habitualmente se le llamaba Khepra,
«que se ha producido a sí mismo»;Ptah, «el Señor de la vida». Era uno de los más
antiguos y grandes dioses de Menfis, la tradición aseguraba que era el creador
del universo. Shu el hijo mayor de Atum-Ra. Keb o Geb Es el hijo de Shu,
esposo de Nut y, por ella, padre de Osiris, de Isis,
de Set y de Nefitis. Es el dios de la tierra. Osiris, según la
tradición de Heliópolis, es hijo de Geb y de Nut,
esposo de su hermana Isis, padre de Horus hijo de Isis,
y hermano de Set y de Nefitis. En los últimos
tiempos, los egipcios le transfirieron los atributos que en las primeras
dinastías sólo pertenecían a Ra y a Ra-Atum. Era
el dios del «ayer», o sea, del pasado; del «hoy», o sea, del presente y símbolo
de la eternidad. Isis. Mujer de Osiris y madre de Horus.
Su nombre usual era el de «la gran diosa, la madre divina, la dueña de las
palabras poderosas y de los encantamientos». Horus.
En medio de tal variedad de
dioses, no resulta extraño que Moisés preguntara al Dios con quien hablaba por
su nombre. Él quería llegar a Egipto y decir a su pueblo el dios tal me envía.
Pero al dar respuesta a su interrogante Dios le responde con el consabido יְהֹוָה (YO SOY)
haciéndole saber que Él es el único Dios existente.
Sin embargo, desde hace más de 5 siglos se ha venido vendiendo la idea
de que nuestro Creador tiene un nombre propio y que es nombre es Jehová (jeivhy). Nada más falso. Tal idea fue
popularizada por algunos teólogos quienes no solo no traduleron las escrituras
antiguas sino que las transliteraron, además de agregar suposiciones muy
personales ante las dudas que se les presentaban.
Así, los creadores de la masorah tomaron la palabra hebrea יְהֹוָה que aparece en Éxodo 3:14, y cuya pronunciación se desconoce pero que en
la Septuaginta se traduce εγω ειmι (Yo soy) para,
intercalando las vocales de su adonai (Heb. אדֹנָי =Gr. kurioς, Esp. Señor) entre
las letras del tetragrámaton, crear el vocablo Jehová que transliteran en todos
los casos donde en la Septuaginta aparece kurioς.
Ese error, cometido por quienes debían de velar por la pureza de las
escrituras sin apartarse de lo que está escrito se dio, y es por ello que
existe tal confusión.
El Texto Hebreo.- El paso de la tradición oral a la escrita llega
para el AT en un tiempo en que el papiro y el pergamino estaban ya en uso como
materiales de escritura. De ellos se fabricaban largas tiras que,
convenientemente unidas, formaban los llamados “rollos”, una especie de
cilindros de peso y volumen a menudo considerables. Así han llegado hasta
nosotros los textos del AT (cf. Jer 36:2), aunque no en sus manuscritos hebreos
originales, pues con el tiempo todos han desaparecido, sino merced a la gran
cantidad de copias realizadas a lo largo de muchos siglos. De ellas, las más
antiguas que poseemos pertenecen aproximadamente al s. I a.C. Fueron
descubiertas en lugares como Qumrán, al oeste del Mar Muerto, algunas en
bastante buen estado de conservación, y otras muy deterioradas y reducidas a
fragmento1.
El
AT estaba escrito en el idioma hebreo bíblico o clásico. Dado
que el hebreo antiguo fue usado durante un lapso de casi 14 siglos en ese
período la lengua sufrió cambios por lo que el hebreo más antiguo difiere en
ciertos aspectos del hebreo bíblico tardío, del siglo V a. C. al
siglo III a. C. que corresponde con la dominación persa, cuando fue sustituido
por el arameo, que siguió usándose hasta tiempos de Jesús.
La Septuginta.- Versión griega de las
Escrituras llamada así pues según la tradición setenta ancianos emplearon igual
número de días para traducir los textos del hebreo clásico al idioma griego.
En realidad la Septuaginta o, en
diminutivo los "LXX" (Setenta), constituye la primera traducción de
la Ley Mosaica o "Pentateuco" y de los Profetas, a un idioma distinto
al hebreo, lengua considerada "sagrada" por los fieles judíos. En los
decenios posteriores se sumaron a la Septuaginta el resto de los "otros
escritos" en hebreo antiguo o "paleohebreo" de la Biblia.
Esta monumental empresa literaria fue
iniciada en Alejandría de Egipto durante el reinado de Ptolomeo II Filadelfo
(285-247 A. de C.).
Como documenta Julio Trebolle,
"la traducción de todo un cuerpo de literatura hebrea a la lengua griega
constituye un esfuerzo único de interpretación en todos los sentidos:
ortografía, morfología, sintaxis, semántica, teología, etc." 2.
La Iglesia cristiana primitiva adoptó
la Septuaginta como "escritura sagrada", sin reserva alguna. La
mayoría de los textos del Antiguo Testamento citados por los evangelistas y los
apóstoles pertenecen a la LXX.
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1 Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
2 Julio Trebolle, La
Biblia judía y la Biblia cristiana. Introducción a la historia de la Biblia,
Editorial Trotta, Madrid 1993, p. 338.
El Texto Masorético.- La “Masorah” y los “Textos
Masoréticos”.- El término “masorah” deriva de la raíz hebrea “atar”. Otros consideran
que viene del verbo “transmitir”. El término “masorah” significa “tradición”.
Designa el conjunto de notas que acompañan al texto y en las que los masoretas
recopilaron las tradiciones rabínicas
relativas a la Biblia. La “masorah” comienza a desarrollarse alrededor del año
500 de la era cristiana y tiene vigencia hasta el año 1000 D. de C.
Lo que se llama “Texto Masorético” es el
consonántico hebreo que los “masoretas” “vocalizaron”, “acentuaron” y dotaron
de “anotaciones” cuando una letra podía dar motivo a confusión. Esto significa
que crearon un idioma al que llamaron hebreo, en cuyo texto aparece el nombre Jehová,
que es una latinización de la palabra hebrea יְהֹוָה, una vocalización del Tetragrámaton יהוה (YHWH) y las vocales
de Adonai,1 que se cree es el nombre propio de Dios en el cristianismo y
judaísmo de la Biblia
hebrea,
el cual también ha sido transliterado como "Yehowah" o "Yahweh". 3 4
La masorah no fue homogénea. Existieron dos tradiciones diferentes de
masorah. Una fue la Babilónica, dividida en las escuelas de Nahardea, Sura y
Pumbedita. La otra fue la Palestinense, establecida principalmente en
Tiberiades (Galilea). Ambas ciudades fueron centros principales de la vida
religiosa y cultural judía tras la segunda destrucción de Jerusalén por los
romanos en el año 132 D. de C. El judaísmo babilónico y palestinense dio pie al
desarrollo de dos corrientes de interpretación que fueron recogidas por el
“Talmud palestinense” y el “Talmud babilónico”.
A través de los siglos fue imponiéndose la Masorah Tiberiense. En
Tiberiades existieron dos familias de masoretas: los Ben Aser y los Ben
Neftalí. Entre ambas prevaleció la de Ben Aser. El más famoso de los Ben Aser
fue el último expositor de la escuela, Aaron ben Moisés ben Aser. A esta
familia se atribuyen los códices de Alepo y de San Petersburgo (Aaron ben
Moises ben Aser, año 1008 D. de C.), los textos masoréticos de mayor antigüedad
disponibles. A pesar de la transmisión “familiar” del texto bíblico, no existió
un único texto masorético establecido del Antiguo Testamento. En este sentido
la edición de los Ben Aser no es completamente homogénea[3}.
Los textos de uso actual de la “Biblia Hebrea” se “estabilizan” recién
hacia finales del siglo XIX cuando se unifican criterios en el empleo de
consonantes, vocales y puntuación. Como punto informativo las “recensiones” o
“colecciones de textos” en que se sustentan las ediciones modernas de la
“Biblia Hebrea” son básicamente tres:
La edición de Soncino de 1494. Fue un texto muy inexacto en lo referente
a las anotaciones masoréticas.
La Políglota Complutense (1514-17). Recopilada bajo la dirección del
Cardenal Francisco Ximenes de Cisneros. Está basada directamente en textos
hebreos de la tradición manuscrita, sin apoyo de ediciones impresas anteriores.
La Segunda Biblia Rabínica de Jacob ben Hayyim (1524-25). Fue
considerada por largo tiempo como el “texto recibido”, la edición autorizada de
la Biblia Hebrea.
Las siguientes ediciones hicieron un empleo “ecléctico” o “mixto” de las
recensiones citadas. Es el caso de la “Biblia Políglota de Amberes”
En el tiempo presente están en uso:
La Edición de Ginsburg (1908-26). Basada en la Segunda Biblia Rabínica
de Ben Hayyim. Superada por las que siguieron
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[3] Lo que hacen las Biblias
contemporáneas es reproducir un texto único manuscrito (San Petersburgo o
Alepo). La exigencia de fidelidad en la reproducción lleva a copiar los errores
del manuscrito, que son señalados convenientemente para advertir la falta. Se
renuncia a establecer una edición “ecléctica” del texto masorético, asumiéndose
que de ese mismo manuscrito proceden los siguientes.
La “Biblia Hebraica”, o recensión de R. Kittel. La más utilizada en el
siglo XX. Las dos primeras ediciones: 1906-1912, seguían el texto de Ben
Hayyim. A propuesta de P. Kahle, la tercera edición (1937) siguió el texto del
Códice de San Petersburgo, copia concluida en 1008. Su origen estaba en la
tradición de Aaron ben Moises ben Aser.
La “Biblia Hebraica Stuttgartensia”. Concluida en 1977, basada en el
Códice de San Petesburgo.
En preparación: la “Biblia Hebrea” de la Universidad de Jerusalén.
Basada en el Códice de Alepo, fechada en la primera mitad del siglo X. El
Códice de Alepo presenta un texto de “Ben Aser”, de mejor calidad que el de San
Petersburgo. Podría tratarse del códice autorizado por Maimónides (muerto en
1204), quien afirmó que dicho manuscrito contenía la totalidad del texto de la
Biblia y había servido en Jerusalén para copiar otros textos, posiblemente el
mismo Códice de San Petersburgo.
Las dificultades halladas por estas ediciones modernas ilustran las
diversas “familias” de textos donde se recogen las versiones de la Biblia
Hebraica. A diferencia de la Iglesia Católica, el judaísmo nunca tuvo realmente
un texto similar a la “Vulgata” o texto sancionado de gran antigüedad.
También tenemos que la mayoría de los libros
del AT, los cuales fueron adoptados por la iglesia cristiana greco-latina
como títulos de estos cinco libros son los mismos con los que fueron designados
en la Septuaginta, los que responden respectivamente al contenido de cada uno
de los textos, y atienden en cada caso a poner de relieve un determinado hecho
o asunto; así, Génesis significa “origen”; Éxodo, “salida”; Levítico, “relativo
a los levitas”; Números, “cuenta” o “censo”; Deuteronomio, “segunda Ley”, y por
no ser muy confiables las versiones masoréticas, deberíamos preferir para el
estudio del AT en nuestras congregaciones, la traducción de la Septuaginta.
Capítulo II
El nombre en sí
¿Cuál es la explicación?
Para explicar el error cometido por
gran cantidad de traductores del AT, especialmente Los testigos de Jehová que impulsan con vehemencia digna de mejor
causa el uso de Jehová como el nombre de Dios, es menester conocer que Moisés,
el caudillo enviado por el Creador para liberar al pueblo judío de la
esclavitud a la que estaba sometido por los egipcios, había nacido y vivido los
primeros cuarenta años de su vida en ese país, habiendo sido criado en la
religión politeísta. De allí, que al ser llamado por Dios para cumplir tal
misión él tratara de ubicar en su mente politeísta cuál de todos era el dios
que lo llamaba. De allí la interrogante: Si voy a
los hijos de Israel y les digo: el Dios de vuestros padres, me ha enviado a
vosotros”, me preguntarán: “¿Cuál es su nombre?”. Entonces ¿qué les responderé?
Respondió Dios a Moisés:
—“Yo soy el que soy”.
Y añadió:
—Así dirás
a los hijos de Israel: “ Yo soy 5 me envió a vosotros”. (Éxodo 3:13, 14)
________________________________
5 jeivhy (Transliterado Jehová) cuya
traducción es “El que vive en sí mismo o el eterno” con lo que Dios estaba
diciendo a Moisés que el único Dios que existe lo estaba enviando a los hijos
de Israel.
3.14 YO SOY EL QUE SOY: Esta frase explica
el nombre personal del Dios de Israel,Yahvé asociándolo al verbo
hebreo hayah (jeivh), que significa ser,
existir y, a veces, también acontecer.
3.15 El Señor: versión tradicional
del nombre propio del Dios de Israel, que en hebreo se escribe con las cuatro
consonantes YHWH -jeivh- (de aquí, añadiendo
las vocales correspondientes, resulta la forma Yahweh, transcrita
habitualmente como Yahvé ). Hacia el siglo IV a.C., los judíos
dejaron de pronunciar este nombre divino y decían en su lugarAdonai (el
Señor ). Esto hizo que la versión griega (LXX) utilizara la
palabra Kyrios (el Señor) en lugar de Yahvé. El
texto hebreo pone las vocales de Adonai allí donde se
encuentra el nombre YHWH, y esta combinación ha dado origen a la forma Jehová. Dios Habla Hoy 1996 Notas:
Jehová Transcripción
castellana del nombre de Dios dado en la Biblia hebrea por el tetragramatón
YHVH. La pronunciación «Jehová» proviene del hecho de que para la lectura en
las sinagogas YHVH se leía «Adonai» (Señor), y que a las consonantes del
tetragramatón se habían añadido las vocales de Adonai para recordar al lector
el nombre que debía leer. Esta pronunciación, procedente de ciertas corrientes
rabínicas, se hizo común a partir de Pedro Galatino, confesor de León X (1518).
Las investigaciones modernas indican que la pronunciación original fue Yahveh.
Jehová es la forma que ha quedado consagrada por el uso en las versiones
castellanas de la Biblia de Reina-Valera y Moderna, aunque alguna versión
reciente, como la Nácar-Colunga, translitera «Yavé»; la versión catalana «deIs
Monjos de Montserrat» translitera «Jahvè», y la de la «Fundació Bíblica
Catalana» translitera «Jahveh». Otras versiones, como la de Herder, ponen
«Señor».
Esa es la
explicación más sencilla que hay en torno a la gran duda de si Jehová o Yavé es
o no el nombre de Dios.
El motivo que impulsó a los masoretas a usar como traducción de las
consonantes hebreas jeivhy YHWH, a las que añadieron los puntos
vocálicos de adonai, אֲדֹנָי, para componer el nombre de Dios se ignora, aunque
algunos teólogos suponen, sin sustento alguno, que se debió a la práctica
obligada y escrupulosa de no pronunciar el nombre divino, por lo que los judíos
(al leer las Escrituras) tenían la costumbre de sustituirlo con el
sustantivo adonai ,אֲדֹנָי el cual significa Señor. En cambio,
la LXX siguió esta costumbre, usando el término gr. kurioς, Señor, para que tomara el lugar del
nombre divino, algo bastante interesante a la luz de la designación común que
el NT hace de Jesús como kurioς. La formación del nombre Jehovah
resultaría de insertar las vocales de adonai entre las
consonantes YHWH.
De acuerdo con Éxodo 6:2, 3, el nombre YHWH no se había usado antes del
tiempo de Moisés como para entender significativamente la naturaleza divina. El
nombre está relacionado con el verbo heb. ser, o estar realmente presente: “Yo
soy el que soy” puede significar “estoy activamente presente como y cuando lo
desee”, o “puedo llevar a cabo lo que desee”
Desde la época de Moisés, en Israel se había considerado que el nombre
de Dios era tan sagrado que no se lo pronunciaba. Cada vez que aparecía en el
texto se leía otra palabra para Dios, “Adonai”, que significa “Señor”. Los
traductores de la versión griega (la LXX) empleaban la palabra κύριος (kurios=Señor)
para el nombre sagrado. En la traducción latina, la Vulgata, emplearon la
palabra Dominus (Señor). Los masoretas, en su tarea de colocar
los signos vocálicos al hebreo, pusieron las vocales de la palabra “Adonai” en
la palabra “YHWH” (יְהֹוָה). Cuando los traductores de la
versión inglesa King James (1611) trataron del nombre sagrado,
decidieron hacer la transliteración de la palabra hebrea tal como aparecía en
el texto que usaron, y de acuerdo con su sistema de pronunciación, llegó el
nombre “Jehovah”. Aunque el nombre no representa ninguna forma usada en el
texto hebreo, en nuestra tradición ha llegado también a representar al Dios
creador y redentor, y de acuerdo con el entendimiento teológico del término, el
uso de Jehová es válido y se lo emplea en la RVA y en el comentario6.
Los judíos decían Adonai (mi
Señor) cuando leían Yahweh pues
consideraban el nombre de Dios demasiado sagrado para ser pronunciado. La
palabra Dios se usa en el texto hebreo en su forma plural. De manera que
la frase nuestro Dios , Jehová uno es , constituye una aproximación a la
doctrina cristiana de la Trinidad, tres personas de la misma sustancia en un
solo Dios; aunque ello no era aún evidente para el pueblo de Dios en el AT7
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6 Diccionario Bíblico J.D.
Douglas, Merrill C. Tenney. Biblioteca Editorial Mundo Hispano © 2003, Pág. 632
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